(2º Día de Triduo-02-04-2020): Grupo Joven y
Agrupación Musical)
MONICIÓN AMBIENTAL
María es nuestro modelo a seguir,
modelo de todas las virtudes cristianas: modelo de fe, de entrega, de
sencillez, de servicio a los demás, de esposa y madre, de aceptación, de
actitud obediente a la voluntad del Padre, de unión a Jesús en los momentos de soledad
y amargura de su Pasión.
Pongamos cada uno de nosotros, en esta
noche, nuestros problemas y preocupaciones en sus manos, sabiendo que Ella
intercederá ante el Padre, y demos gracias a Dios por habernos dejado a María
como modelo y ayuda para poder seguir su camino.
Que la meditación de las lecturas que
se van a proclamar y el compartir el pan en esta Eucaristía nos ayude a ser
cada día más coherentes con nuestra fe siguiendo siempre el ejemplo de vida de
María.
MONICIÓN DE LA 1ª
LECTURA (Génesis 17, 3-9).
En esta primera lectura del libro del
Génesis veremos como Dios hace una alianza con Abraham y le promete ser padre
de una muchedumbre de pueblos gracias a la fe y confianza demostradas en el
Señor.
Pidamos en esta Eucaristía que Dios
nos conceda una fe grande cómo la tuvo Abraham.
PRIMERA
LECTURA: Génesis 17, 3-9.
Lectura
del libro del Génesis
En aquellos días, Abrán cayó rostro en
tierra y Dios le habló así:
“Por mi parte, esta es mi alianza
contigo: serás padre de muchedumbre de pueblos.
Ya no te llamará Abrán, sino Abrahán,
porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré fecundo sobremanera:
sacaré pueblos de ti, y reyes nacerán de ti.
Mantendré mi alianza contigo y con tu
descendencia en futuras generaciones, como alianza perpetua. Seré tu Dios y el
de tus descendientes futuros. Os daré a ti y a tu descendencia futura la tierra
en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré su
Dios.”.
El Señor añadió a Abrahán:
“Por tu parte, guarda mi alianza, tú
y tus descendientes en sucesivas
generaciones”.
Palabra
de Dios.
SALMO
104, 4-9
R.
El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
V. Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/
V. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.
V. Se acuerda de su alianza
eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.
MONICIÓN DEL EVANGELIO (Juan 8, 51-59).
Jesús es la verdad, pues trae la
verdadera palabra del Padre. Esa palabra nos libra de la opresión del pecado y nos
hace interiormente libres. Por eso escucharemos en el Evangelio que la verdad
de Jesús, palabra del Padre, nos da la vida eterna.
EVANGELIO:
Juan 8, 51-59.
Lectura del santo Evangelio según
san Juan
En aquel tiempo dijo Jesús a los
judíos:
“En verdad, en verdad os digo: quien
guarda mi palabra no verá la muerte para siempre”.
Los judíos le dijeron:
“Ahora vemos claro que estás
endemoniado: Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: “Quien guarde
palabra no gustará la muerte para siempre”? ¿Eres tú más que nuestro padre
Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?”.
Jesús contestó:
“Si yo me glorificara a mí mismo, mi
gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros
decís: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera
“No lo conozco” sería como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo
su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo
vio, y se llenó de alegría”.
Los judíos le dijeron:
“No tienes todavía cincuenta años, ¿y
has visto a Abrahán?”.
Jesús les dijo:
“En verdad, en verdad os digo: antes
de que Abrahán existiera, yo soy”.
Entonces cogieron piedras para
tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.
Palabra
del Señor.
Reflexión a la Palabra
En
la primera lectura (Génesis 17,3-9) el Señor hace una alianza con Abrahán, una
alianza que se prolongará, se alargará; en la historia se convertirá en un
pueblo: los pecados del pueblo los conocemos. Pero el Señor el fiel. En mi
tierra hay una pequeña flor, que se regala a las madres el día de la madre, y
tiene dos colores: un azul claro para las madres vivas, y uno violeta para las
madres fallecidas, y se llama “no me olvides”. Éste es el amor de Dios, como el
de la madre: Dios no se olvida de nosotros, nunca, no puede, es fiel a su
alianza. De nosotros podemos decir: - “Pero mi vida es muy fea, estoy en esta
dificultad, soy un pecador, una pecadora”. Pero Él no se olvida de ti, porque
tiene este amor visceral y es padre y madre. Ninguno de nosotros es fiel, pero
Él sí. Esta es nuestra esperanza y nuestra alegría: su fidelidad que nos toma
de la mano y no nos deja, no te deja.
Papa Francisco.
Cristo,
tu Palabra es semilla y garantía de vida eterna: tú la depositas en mi corazón,
me invitas a guardarla y cumplirla con tu gracia, y me aseguras que no veré la
muerte para siempre. Dejaré de lado cualquier otra ocupación o preocupación y
dedicaré unos minutos solo a leer/escuchar tu Palabra. Es “lo único necesario,
la mejor parte”. El Señor se acuerda de
su alianza eternamente (Salmo 104,8a)
PETICIONES
Padre, te pedimos por la Iglesia, para que el polvo
del camino no enturbie el mensaje de Salvación que anuncia, y llegue con
claridad a todos los pueblos.
ROGUEMOS, CON MARÍA, AL
SEÑOR.
Padre, te pedimos por los que rigen
los destinos de los pueblos y del mundo, que Dios los ilumine para gobernar con
rectitud y justicia.
ROGUEMOS, CON MARÍA, AL SEÑOR.
Padre, ilumina a los que están
enfermos o necesitados, para que uniendo su cruz a la de Cristo se vean pronto
libres de sus sufrimientos.
ROGUEMOS, CON MARÍA, AL SEÑOR.
Padre, te rogamos por los componentes
de la Agrupación
Musical y por el Grupo Joven, para que, sintiéndose
cofradía, nos amemos como nuestra Madre
nos quiere y nos entreguemos con todas nuestras fuerzas en fomentar la
hermandad entre todos sus miembros.
ROGUEMOS, CON MARÍA, AL SEÑOR.
Padre, te pedimos por los enfermos y familiares que están sufriendo está pandemia y por todos lo que nos acercamos a esta Eucaristía,
para que viviendo con Cristo en nuestro interior, imitemos cada vez más a
María, y nos dejemos guiar por su dulce consejo maternal.
ROGUEMOS, CON MARÍA, AL SEÑOR.
Acoge Señor en tu gloria a todos los
difuntos y, especialmente en esta noche, a los difuntos de la pandemia que
estamos padeciendo y a los difuntos de la Hermandad de la Soledad, para que
disfruten de la vida eterna, ganada por Cristo en la cruz.
ROGUEMOS, CON MARÍA, AL SEÑOR.
ACCIÓN DE GRACIAS
María, te damos gracias por habernos
acompañado durante todo el camino cuaresmal, sabemos que caminas con nosotros y
nos acompañas siempre. Contigo emprendemos este camino de fe que nos llevará a la Pascua de tu Hijo.
Te damos gracias por guiarnos, darnos
fuerza, valor y entusiasmo para amarnos unos a otros, para olvidar agravios,
para acogernos con gozo, para compartir alegrías y dificultades, para ser
familias y hermanos de verdad.
Tú conoces como nadie el mandamiento
del amor, lo has vivido plenamente en tu familia de Nazaret y lo vives en tu
caminar con nosotros.
El mundo actual está sediento de ese
amor verdadero, no lo conoce.
Madre, mira a todos tu hijos que están
aquí reunidos y te acompañan esta noche. Danos un corazón grande y limpio que
nos permita conocer y vivir ese amor.