El pasado domingo 26 de junio en Pozoblanco celebramos el día del Corpus Christi, una festividad de máxima relevancia para todos los cristianos que en la Hermandad preparamos desde primeras horas de la mañana con gran júbilo.
Sobre las 9:30 horas de la mañana se comenzaban a dar cita en la Casa de Hermandad numerosos cofrades dispuestos a decorar la calle para el paso del Cuerpo del Señor, del mismo modo con ganas de compartir una jornada bajo un sol de justicia pero en compañía de nuestros hermanos, en una jornada festiva y de fraternidad.
La elaboración de la decoración de la calle que se prolongó desde los portones de salida de nuestra Titular hasta la casa de Hermandad estuvo toda tematizada con la próxima Jornada Mundial de la Juventud. Cadenetas con los colores vaticanos adornaban el lo ancho de la calle, colgaduras con los mismos colores que las cadenetas y el logo de la JMJ se repartieron por las distintas ventanas del trayecto de calle, la fachada de la Casa de Hermandad se engalanó con las mencionadas colgaduras y dos de los faldones rojos con el escudo de nuestra Hermandad, para el lateral de la parroquia se distribuyeron los dibujos con la imagen de Nuestra Señora de la Soledad que coloreasen los jóvenes con motivo de la llegada a Pozoblanco de la Cruz de los Jóvenes y el Icono de la Virgen María, pero sin duda la gran protagonista en cuanto a decoración sigue siendo la alfombra de sal; una alfombra en color blanco, amarillo, rojo y naranja alusiva a la JMJ se expandía durante todo el trayecto, destacando tres rosetones, uno con el escudo de la Hermandad, otro el logo de la JMJ y por último un cáliz y unas uvas; el contorno de la alfombra estuvo ocupado por la tradicional hierba de juncia y el poleo.
Cuando las horas pasaban del mediodía y la calor se hacía cada vez más insoportable comenzó la comida en común, momentos para las anécdotas, las risas, los futuros proyectos... en definitiva momentos donde fortalecer los lazos entre los hermanos.
Unas horas antes de la salida de la procesión se instaló en la puerta de la Casa de Hermandad un tradicional altar con diversos símbolos eucarísticos así como la imagen del niño Jesús que lo presidía; a los pies del altar se encontraba un niño vestido cariñosamente de angelito.
A las 19:00 horas comenzaba la solemne Eucaristía presidida por Don Pedro Fernández Olmo y concelebrada por todos los sacerdotes de Pozoblanco. Al finalizar la misma salía el cortejo procesional por las calles de Pozoblanco, un cortejo formado por los niños de la primera comunión, representaciones de todas las cofradías y hermandades de Pozoblanco, Jesús Sacramentado, clero y autoridades civiles, pueblo y banda de música.
La representación de nuestra Hermandad estaba compuesta por Don Joaquín Sánchez, secretario de la Hermandad que portó la bandera debido a la indisposición del abanderado, Don Enrique Muñoz, tesorero, Doña Beatriz Fernández, vocal de juventud, Don José Luis Fernández, Vice-Hermano Mayor, Don Pedro Benítez, Hermano Mayor Honorario y Don Moisés Antolín Serrano, Hermano Mayor de nuestra Hermandad.
A la llegada de Jesús Sacramentado a nuestro altar y ser elevado por nuestro capellán Don Juan, una petalada de rosas alabó a nuestro Señor en el milagro de la Eucaristía.
Sobre las 9:30 horas de la mañana se comenzaban a dar cita en la Casa de Hermandad numerosos cofrades dispuestos a decorar la calle para el paso del Cuerpo del Señor, del mismo modo con ganas de compartir una jornada bajo un sol de justicia pero en compañía de nuestros hermanos, en una jornada festiva y de fraternidad.
La elaboración de la decoración de la calle que se prolongó desde los portones de salida de nuestra Titular hasta la casa de Hermandad estuvo toda tematizada con la próxima Jornada Mundial de la Juventud. Cadenetas con los colores vaticanos adornaban el lo ancho de la calle, colgaduras con los mismos colores que las cadenetas y el logo de la JMJ se repartieron por las distintas ventanas del trayecto de calle, la fachada de la Casa de Hermandad se engalanó con las mencionadas colgaduras y dos de los faldones rojos con el escudo de nuestra Hermandad, para el lateral de la parroquia se distribuyeron los dibujos con la imagen de Nuestra Señora de la Soledad que coloreasen los jóvenes con motivo de la llegada a Pozoblanco de la Cruz de los Jóvenes y el Icono de la Virgen María, pero sin duda la gran protagonista en cuanto a decoración sigue siendo la alfombra de sal; una alfombra en color blanco, amarillo, rojo y naranja alusiva a la JMJ se expandía durante todo el trayecto, destacando tres rosetones, uno con el escudo de la Hermandad, otro el logo de la JMJ y por último un cáliz y unas uvas; el contorno de la alfombra estuvo ocupado por la tradicional hierba de juncia y el poleo.
Cuando las horas pasaban del mediodía y la calor se hacía cada vez más insoportable comenzó la comida en común, momentos para las anécdotas, las risas, los futuros proyectos... en definitiva momentos donde fortalecer los lazos entre los hermanos.
Unas horas antes de la salida de la procesión se instaló en la puerta de la Casa de Hermandad un tradicional altar con diversos símbolos eucarísticos así como la imagen del niño Jesús que lo presidía; a los pies del altar se encontraba un niño vestido cariñosamente de angelito.
A las 19:00 horas comenzaba la solemne Eucaristía presidida por Don Pedro Fernández Olmo y concelebrada por todos los sacerdotes de Pozoblanco. Al finalizar la misma salía el cortejo procesional por las calles de Pozoblanco, un cortejo formado por los niños de la primera comunión, representaciones de todas las cofradías y hermandades de Pozoblanco, Jesús Sacramentado, clero y autoridades civiles, pueblo y banda de música.
La representación de nuestra Hermandad estaba compuesta por Don Joaquín Sánchez, secretario de la Hermandad que portó la bandera debido a la indisposición del abanderado, Don Enrique Muñoz, tesorero, Doña Beatriz Fernández, vocal de juventud, Don José Luis Fernández, Vice-Hermano Mayor, Don Pedro Benítez, Hermano Mayor Honorario y Don Moisés Antolín Serrano, Hermano Mayor de nuestra Hermandad.
A la llegada de Jesús Sacramentado a nuestro altar y ser elevado por nuestro capellán Don Juan, una petalada de rosas alabó a nuestro Señor en el milagro de la Eucaristía.